Imagina que te invitan a una fiesta exclusiva en una mansión estúpidamente enorme, donde el lujo brilla con tanta intensidad que hasta los candelabros parecen necesitar un descanso. Eso es más o menos lo que nos ofrece “Saltburn” (2023) . Y si piensas que ese evento es una buena oportunidad para inmiscuirse entre la alta sociedad y ganar estatus, piénsalo de nuevo. Esta película es un festín extravagante de riqueza y sarcasmo que te hará replantear si realmente quieres ser parte de ese mundo.
Dirigida por Emerald Fennell, quien captó nuestra atención con “Promising Young Woman” (2020), “Saltburn” se enmarca en una creciente ola de críticas a los superricos y su ostentosa opulencia. Fennell ha creado un entorno que se convierte en una alegoría de la corrupción inherente al privilegio, utilizando el lujo no solo como adorno, sino como un personaje más que contrasta agudamente con la moralidad y las intenciones de los personajes.
Te encuentras con Barry Keoghan (The Killing of a Sacred Deer, The Banshees of Inisherin) como Oliver Quick, un estudiante becado en la universidad, absolutamente común. Oliver es el invitado especial de Felix Catton, interpretado por Jacob Elordi (Priscilla); otro joven, pero cuya familia goza de una riqueza inimaginable. Oliver pasa un verano de ensueño en la mansión de los Catton -denominada Saltburn-, aunque a ratos se siente como un pez fuera del agua dentro de la alta sociedad. A medida que la cinta avanza, la transformación de este personaje es tan rápida y radical que podría hacerle competencia a los pilotos de la Fórmula 1.
La película también se enriquece con referencias a obras literarias y cinematográficas que exploran la élite y el poder. Influencias como la novela de F. Scott Fitzgerald “The Great Gatsby” y la cinta “The Talented Mr. Ripley” (dirigida por Anthony Minghella) son palpables en cómo retratan la ambición, la decadencia y la superficialidad de la alta sociedad. En “The Great Gatsby”, el esplendor de las fiestas y la vida de lujo ocultan la soledad y el desasosiego de sus protagonistas, recordándote que detrás de la riqueza hay anhelos insatisfechos. Por otro lado, “The Talented Mr. Ripley” muestra cómo la obsesión por la clase alta puede llevar a extremos peligrosos, destacando la superficialidad de las relaciones en un mundo donde la apariencia lo es todo. La mansión de los Catton es tan grande que podrías perderte en ella, con detalles y decorados que son una exhibición de la más pura decadencia, reflejando el mismo tipo de opulencia vacía que estos clásicos retratan.
En el contexto de la crítica social actual y la premisa ‘eat the rich’ —que ha cobrado fuerza en películas contemporáneas como “Parasite” y “The Menu”—, “Saltburn” plantea una reflexión profunda sobre la moralidad y el precio del estatus. En “Parasite”, por ejemplo, se explora la desigualdad social y cómo las diferencias de clase pueden llevar a situaciones extremas, mostrando que la riqueza no garantiza la felicidad ni la dignidad. Por otro lado, “The Menu” utiliza la cena de un exclusivo restaurante para criticar el elitismo y la superficialidad de los que buscan experiencias gastronómicas de lujo, revelando que detrás de la opulencia hay vacuidad y un vacío emocional. Al igual que estas películas, “Saltburn” te obliga a cuestionar si el dinero realmente puede comprar la clase o si, en realidad, solo crea una versión exagerada y vacía de uno mismo.
Y mientras te sumerges en este mundo glamoroso, te das cuenta de que la actitud y el estilo de Oliver reflejan su creciente ambición. El excentricismo que va adquiriendo dentro de la mansión no solo marca su evolución, sino que es como un letrero que dice: “Mírenme, ahora soy uno de ustedes”. La metamorfosis es clara, y la película pone en primer plano cómo el ansia de aceptación en una élite decadente puede corromper incluso las intenciones más genuinas.
Las referencias culturales en esta película son como ingredientes en una receta: están por todas partes, pero solo algunos saben cómo identificarlos. La cinta no solo rinde homenajes a obras literarias, sino que lo hace con una ironía mordaz que te sacará al menos una sonrisa. La alta sociedad se convierte en un gran espectáculo teatral, donde cada acto revela la vacuidad y la falsedad de su propia existencia. A través de cenas opulentas y conversaciones pretenciosas que no llegan a nada, la película despliega una crítica de la corrupción inherente al privilegio.
El simbolismo se esconde en cada rincón, revelando que la verdadera farsa en el mundo está en la superficialidad de las relaciones y nuestras propias actitudes. “Saltburn” actúa como un espejo oscuro que refleja las obsesiones y la lujuria que acompañan el deseo de pertenecer a este mundo deslumbrante. El lema ‘eat the rich’ cobra vida en esta sátira, mostrando cómo el lujo en exceso puede convertirse en una pesadilla dorada, donde el verdadero precio del estatus podría ser más alto y excesivo de lo que imaginabas.
En fin, si alguna vez has soñado con el deslumbrante y perfecto mundo de los ricos, esta película te invita a reflexionar sobre ello. A medida que los personajes se desarrollan, nos hacen pensar sobre el verdadero significado de estatus y la búsqueda de aceptación. “Saltburn” plantea preguntas sobre lo que realmente valoramos y el precio que estamos dispuestos a pagar por pertenecer a un mundo tan seductor como destructivo.
Ficha filmográfica
Saltburn. 2023. Comedia Oscura. Drama. Directora: Emerald Fennell. Reparto: Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant, Archie Madekwe, Alison Oliver. Productoras: MRC Film, LuckyChap Entertainment. 131 minutos. Reino Unido.
Disponible en Prime Video.
Muy buena reflexión!
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